Saltillo de antaño: de cuando la vida y los sueños circulaban en vías de ferrocarril
En los años de auge de este sistema, desperdigados por el país había vagones devenidos en casas que encantaron a los saltillenses
En Ranchos, Pueblos y Villas de Coahuila, José Badillo publicó una foto que acompañó de un breve texto para recordar la experiencia que vivió a mitad del siglo pasado con sus padres, cuando pasaban caminando por Luis Gutiérrez y Colón.
Ahí le tocaba ver unos vagones habilitados como vivienda para los trabajadores del ferrocarril y siempre le intrigó cómo sería vivir ahí.
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Cómo era dormir, comer, salir a la escuela, regresar a jugar y hacer la tarea.
Veía maravillado las improvisadas casas, con macetas hechas en botes de lámina y se preguntaba cómo anclaban las camas, la mesa, la estufa, los trastes, para que se mantuvieran firmes cuando el tren los llevara a otro destino.
Las preguntas de un niño curioso de primaria lo han acompañado hasta hoy, que con esta imagen las despierta en otros tantos usuarios de Facebook.
NO ES EL ÚNICO INTRIGADO
La primera reacción y respuesta la dio Livie Jimenez, quien dijo que sus recuerdos son muy semejantes.
Otilio García acotó que más bien esos carros de ferrocarril estaban en un terreno de la calle, Obregón, muy al sur, allá por Landín, a lo que José Badillo respondió que en realidad son dos los asentamientos, el de la foto y el que Otilio mencionó, y agradeció el comentario.
Dijo además José Badillo que en la foto se ve al fondo el Cerro del Pueblo y luego Neppi Anakawa terció en el diálogo para confirmar la ubicación de los vagones y que en una ocasión le tocó ir con su tía a una de esas improvisadas casas a buscar a una costurera.
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De la visita le quedó como experiencia lo extraño que le pareció vivir en un lugar así
Aidé Luna dijo que en prolongación Colón y Emilio Carranza también había vagones.
ES COSTUMBRE MUY EXTENDIDA
Cristóbal Jesus Flores Ramos, quien dijo que a él le tocó ver este tipo de vagones en Sabinas; Chayo Rodríguez, que afirma haberlos visto en Frontera, incluso con una escuelita habilitada y Ricardo Gómez, que por la carretera a Zacatecas, a la altura de Derramadero, le tocó ver algunos; se encargaron en dejarnos ver que Saltillo no es único en esto de formar su panorama con vagones de tren habilitados como casa habitación.
Olivia Lozoya Carrillo, a tono con lo que José Badillo escribió, dijo que contemplar las fachadas alegres y coloridas, cargadas de macetas, fue siempre un deleite para ella y que coincidentemente, al momento de ver esta publicación, recién había visto la película “El Último Vagón”, esa que Netflix estrenó apenas este año sobre una maestra rural que da clases en un vagón de tren; y que ambas experiencias le trajeron buenos recuerdos.
Igual de nostálgico se puso Enrique Martínez M, dijo que de niño solía jugar futbol en los patios del ferrocarril, o a veces con carros de roles, y desde lejos veía los coloridos vagones. Para él eso es lo más parecido a la felicidad que recuerda y agradeció a José Badillo la publicación.
Noemi Salas Aleman tuvo una triste remembranza, la de su querida amiga Chely, quien ya murió, y quien vivió en unos de sus vagones en 1984, en Luis Gutiérrez y Emilio Carranza.
A Graciela C. Aguirre, que cuando empezó a trabajar pasaba a diario por donde están los vagones, le pasó lo contrario. Dice que ver la foto le recordó a una tía y al estanquillo que tenía enfrente de esas casas habilitadas, y de cómo cuando la visitaba podía ver de cerca las vistosas fachadas que “la extasiaban” cuando pasaba a su trabajo; luego mandó saludos y bendiciones a los miembros del grupo.
MÁS QUE NOSTALGIA, DURA REALIDAD
Clemente Barcenas, también agradecido, le dio un giro al tono nostálgico de la publicación al señalar que estos vagones fueron el hogar de los trabajadores en las cuadrillas de Ferrocarriles Nacionales de México. Contó que estos vagones se encontraban en diferentes puntos de Saltillo y a lo largo del país.
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Omar González Rodríguez complementó a Clemente. Dijo que un carro eran dos viviendas, que al lugar que albergaba los vagones lo llamaban “campos”, que trabajadores de mantenimiento de vías y puentes viajaban con sus familias a donde los mandaban y que esa era una vida dura.
Jose Juan Daniel cuenta que en la Estación Encantada, por la carretera a Zacatecas, a unos 15 kilómetros de Saltillo, había unos campos de esos vagones. “Los últimos que vi fueron en Paredón, pero estaban ya solos, aunque con su característica casa.
“Tal vez ahí terminaron luego de cumplir su función como casa habitación de familias ferrocarrileras”, comentó.
Hasta Castaños llegaban estos singulares vehículos; de repente. Dice Silvia Luna que vivió en aquel su “pueblo querido” en la calle Principal y enfrente tenían la Estación de Ferrocarriles que ocasionalmente amanecía con este panorama.
Recordó a su abuela, ya fallecida, decir: “amanecieron aquí los campos”, como ella los llamaba y nunca preguntó porqué. Aunque si ahora se detiene a leer el texto verá que era el nombre de Ferromex a estas avanzadas de mantenimiento que financiaba.
ALGUNOS SE VOLVIERON SALTILLENSES
La cuenta Conoce Saltillo muestra un asentamiento de trabajadores del ferrocarril y sus familias en los años 70’s, que vivían en vagones del tren acondicionados como casas rodantes.
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Estos estaban ubicados al sur de la ciudad, antes de llegar a la colonia Landín, por la calle Álvaro Obregón, la cual se observa aún sin pavimentar.
Hace ya varios años, en el blog Saltillo del Recuerdo, José Trujillo, al pie de una imagen dijo que hubo varios carros campamento en esta ciudad; como los de la calle Presidente Cárdenas, quienes vinieron a poner las vías de la nueva estación del ferrocarril.
Había otros en la calle Obregón, que habitaban quienes vinieron a cambiar la vía angosta por una vía ancha de Saltillo a Margaritas, Zacatecas.
Contó que después de varios años, estas familias fueron reubicadas a varias colonias del poniente de Saltillo.
DESPERTANDO INQUIETUDES
Una simpática interrogante deslizó Rosy Davila, quien dijo que sí se veían muy bonitas, para cerrar con un: “siempre me pregunté dónde estaría el baño” y un emoticón que refleja duda.
Maria de la Luz dijo que aún existen algunos vagones en distintos lugares del país y en sintonía con Rosy comentó: “las mismas preguntas me las he hecho, especialmente dónde está el sanitario”.
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Un testigo de primera mano cierra esta publicación, aunque deja en el aire eso de los baños, quizá por pudor. Afirma que la publicación está: “con mambo, yo visité una casa, tenía un amigo y me gustaba ir con él a jugar”.
Con él comprobamos que no hay mejor viaje que el que se hace a un pasado feliz.
